lunes, octubre 27, 2008

SEAMOS COMPRENSIVOS



“Se es ciudadano, en legítima autodefensa frente a esa apisonadora (los partidos)... Ciudadano es saber que, ante las urnas, no se delega en el mejor. Se hace uso del menos malo, para expulsar al pésimo...” Quien así dice es Gabriel Albiac, otrora marxista y discípulo del maestro de todos los maestros, ateos, por supuesto, Baruch Spinoza. Hace no muchos años Albiac se manifestaba de esta otra manera: “asistimos a la extinción de esa figura crucial de la modernidad llamada ciudadano... al cual la revolución había enseñado que no hay verdad sino en la negación, la resistencia, la primacía de la interrogación y del conflicto... Consenso, consentimiento, cesión de la potencia propia en las manos de otro que todo lo posee para hacernos siervos...”.
De la resistencia y el disentimiento se pasa a ceder la personalidad política ‘al menos malo’. Un travestismo como otro cualquiera para consentir ser siervo, tomar partido por no ejercer potencia. Esa es la apuesta electoral, expulsar al pésimo, nos dice. El conocedor de la ‘Ética demostrada según el orden geométrico’ reniega de su primer fin: “Non ridere, non lugere, neque detestari, sed intelligere”. No reírse, no afligirse, ni indignarse con las pasiones sino comprenderlas.
Seamos comprensivos pues ante la descomposición provocada por una triste pasión: “Ninguna razón me impele, en efecto, a afirmar que el cuerpo no muere más que cuando es ya un cadáver. La experiencia misma parece persuadir más bien de todo lo contrario. Pues ocurre, a veces, que un hombre experimenta tales cambios que difícilmente se diría que es el mismo” (Spinoza, Ética). Su prosa podrá ser tan precisa como el escalpelo de un diamante pero sus ideas ya no son las mismas. La alegría, y la política, no se da una sin la otra, han desaparecido de sus escritos.
Seamos comprensivos con las elecciones, los pésimos y los siervos. Cuando a Spinoza le fue ofrecida una renta vitalicia y la cátedra de Heidelberg por someter su intelecto, contestó: “Nunca me he afanado por la fama porque quien espera el reconocimiento de los hombres se desvía de su propio ser y se expone a decepciones... Lo que me dais, es nada. Lo que pedís, lo es todo para mí” (La tentación de Spinoza, Lorenzo Silva). El ‘menos malo’ es tan pésimo como el peor. Seamos intransigentemente comprensivos. Seamos ciudadanos.
Publicado en Cuatro Esquinas º595

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