sábado, abril 05, 2008

MERIENDA DE LOCOS



“Toma un poco de vino”, la animó la Liebre de Marzo”. Alicia miró por toda la mesa, pero allí sólo había té. “No veo ni rastro de vino”, observó. “Claro. No lo hay”, dijo la Liebre de Marzo. “En tal caso, no es muy correcto por su parte andar ofreciéndolo”, dijo Alicia enfadada. “Tampoco es muy correcto por tu parte sentarte con nosotros sin haber sido invitada”, dijo la Liebre de Marzo.
¿Qué lógica impera en el País de las Maravillas? ¿Es racional la niña o es una intrusa impertinente sin más? Tengamos en cuenta, como dice la Liebre de Marzo, que Alicia no ha sido invitada a la mesa así que su presunta racionalidad es más aparente que real. Pues como el Gato de Cheshire responde a su pregunta sobre qué gente vivía por allí, todos están locos. “Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca”, protestó Alicia. “Oh, eso no lo puedes evitar, repuso el Gato. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca”. “¿Cómo sabes que yo estoy loca?”, preguntó Alicia. “Tienes que estarlo”, afirmó el Gato, “o no habrías venido aquí”.
Si el Sombrerero Loco y la Liebre presiden la mesa, el Gato está arriba, en el árbol. En ambas situaciones, Alicia está en inferioridad de condiciones, psiquica y socialmente. Al igual que la ocurre en su encuentro con Humpty Dumpty, éste sentado en un muro: “Cuando yo uso una palabra, dijo Humpty Dumpty en tono despreciativo, “significa exactamente lo que yo quiero que signifique, ni más ni menos”. “La cuestión es, dijo Alicia, si puede hacer usted que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes”. “La cuestión es, contestó Humpty Dumpty, saber quién es el que manda, eso es todo”.
Poco importa que su locura les fuera atribuida a los sombrereros al mercurio con que trataban la felpa, a las liebres de marzo el estar en celo en esa época o a los huevos como Humpty sus delirios de grandeza. La cuestión es que mandan y su razón de poder es impuesta como la niña no tardará en comprender mucho antes de llegar a la temible Reina de Corazones. Es por eso que todo discurso crea una realidad a partir de una situación de poder tanto más racional cuando más poder ostenta. No nos engañemos queriendo saber más que nadie como Alicia. Hemos perdido el discurso y, sobre todo, nos hemos perdido en su discurso.
Publicado en Cuatro Esquinas º 605

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