viernes, junio 20, 2014

EL TAJO (y lo que queda de él) EXPUESTOS



A mis compañeros y compañeras de la Asamblea. A Rocío, Jose -sin acento-, Pepe y Quique, igualmente compañeros y almas de la exposición. A tu recompuesta válvula mitral. A Doroteo Alonso Peral, alcalde de Aranjuez y primer defensor del Tajo frente al proyecto del trasvase. 
 por Fernando
Hoy viernes, 20 de junio, a las 20 horas, la Asamblea para la Defensa del río Tajo de Aranjuez inaugura la exposición "In Memoriam: Tajo Aranjuez". Acudan, es altamente recomendable, además de por su riqueza visual, también por su carácter pedagógico y reivindicativo. En ella verán dos ríos. Perdón, verán un río, el Tajo, y lo que queda de él: apenas una escasa corriente de agua contaminada y discontinua a la que por inercia y nostalgia seguimos llamando río.
No hagan caso a los manuales de geografía, el Tajo no existe en gran parte de su cuenca desde que es desviado, robado, a través de ese canal de agua presa que es el trasvase Tajo-Segura. Esos mismos manuales de geografía y los de economía aplicada, si es que quieren enseñar lo que verdaderamente acontece con el río Tajo, deberían contar en sus páginas que ya no desemboca en Lisboa, sino en las millonarias cuentas corrientes de los lobbys del agua: comunidades y sindicatos de regantes e hidroeléctricas fundamentalmente. Estos son, apropiándome debidamente de la calificación dada por Mª Soledad Gallego, los auténticos "Señores del Tajo". Ellos son quienes determinan cómo ha de gestionarse el río y a qué intereses deben servir sus aguas. La vieja manera de entender la política, tanto en Génova como en Ferraz, se ha encargado de rematar la faena: poner negro sobre blanco en las páginas del BOE cada uno de esos intereses. El bien común pasa a ser una mercancía más, que se deslocaliza de su cauce natural para que cumpla el papel que el mercado ha asignado al agua: "ser rentable, única y exclusivamente, en términos económicos y financieros".
Una "rentabilidad" que ha sido continuamente distorsionada y manipulada, amparándose en cifras amañadas -promocionadas por "estudios encargados" por el propio lobby del agua-, que nunca han destapado el dinero público realmente invertido en las obras del pretrasvase -almacenamiento de cabecera-,  del trasvase -el canal en sí- y del postrasvase -toda la obra de distribución del agua hasta los regadíos-. Tampoco, esos mismos estudios de parte, han cuantificado los daños sufridos por el propio río, los paisajes, las huertas, la economía de sus ciudades; como tampoco se ha cuantificado la pérdida de calidad de vida, en términos de ocio, que padecemos quienes desde los años ochenta del pasado siglo hemos sido condenados a vivir sin ese río sano y caudaloso que fue el Tajo.
Afortunadamente, el profesor de economía aplicada Enrique San Martin se ha encargado de resituar todo lo anterior al sostener "que, al final del periodo de amortización de 50 años, en el año 2031, el trasvase podría estar arrojando pérdidas de casi dos mil millones de euros que estamos pagando todos los españoles para beneficio subvencionado del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura y a la Mancomunidad de los Canales del Taibilla".
De casi nada -lo digo con algo más que tristeza- ha servido el trabajo constante de los movimientos sociales y ecologistas que llevan años  demostrando y denunciando que con el agua del Tajo se estaban consolidando modelos de desarrollo incompatibles con la solidaridad y la sostenibilidad medioambiental al multiplicar un urbanismo y un ocio depredadores de bienes comunes como el territorio y el agua, y puestos en cuestión por la Justicia al estar ligados a comportamientos corruptos que se dispararon con la burbuja inmobiliaria. 
Todos los gobiernos sin excepción, cada uno con sus particulares responsabilidades,  no solo han hecho oídos sordos a estas denuncias, sino que han tratado de presentarlas como simplistas batallas políticas o las han reducido al absurdo. El resultado de las políticas, activas u omisas, que han dado constantemente la espalda al río es así de dramático: la desaparición del Tajo.
Salvo contadísimas y excepcionales comportamientos pro río, la ciudadanía de la cuenca del Tajo no sale mejor parada. De su apatía y comodidad, demostradas al "delegar" una y otra vez en sus "representantes" la defensa del río, hay que extraer una enseñanza inolvidable: esos "representantes" -concepto discutido y discutible- siempre antepondrán los intereses de sus partidos a la defensa de las personas y sus bienes comunes. El río Tajo es un claro ejemplo: ¿Qué partido en el Gobierno ha realizado políticas efectivas en su defensa? ¿Alguno ha aumentando su caudal, ha eliminando los vertidos o ha puesto fin al trasvase Tajo-Segura? N-I-N-G-U-N-O. ¿Se puede defender la supervivencia del río si no es cumpliendo cada una de esas tres propuestas? NO.
Permítanme insistir en invitarles a la exposición organizada por la Asamblea para la Defensa del Río Tajo de Aranjuez. Quizás las fotografías que contemplemos se tornen en una especie de espejo sonoro que nos devuelva un mensaje. Escuchémoslo, es el Tajo que nos pide, una vez más, un compromiso activo con Él. Tenemos poco, sí; pero aún hay tiempo para sacarlo de la UCI. Empecemos con no delegar su defensa, y menos en quienes le traicionan, y llevémosla a cabo nosotros y nosotras, unidos como una piña. El 20 a las 20, en la Galería Colores Series, c/ del Rey, 3. ¡POR UN RÍO TAJO VIVO!

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