LECCIÓN DE ANATOMÍA
Lección de anatomía (Rembrandt, 1632) refleja el poder de la
burguesía holandesa en el siglo XVII, donde este tipo de retratos presentaba a una
clase media cada vez más ascendente social y económicamente que gustaba de
aparecer en compañía de personalidades notables y poderosas. Las Provincias
Unidas –actualmente Holanda-, una vez conseguida la independencia de España, se
convertirían en una potencia comercial que permitiría el desarrollo del capitalismo
en los Países Bajos.
En poco tiempo, el cultivo del tulipán se extendió por la mayoría de provincias holandesas en las que los horticultores intentaban conseguir colores cada vez más exóticos con la finalidad de venderlos a precios más altos. La acomodada situación holandesa y sus grandes dotes comerciales se encargaron de hacer subir su precio hasta alcanzar precios desorbitados. Entrada la década de 1630 el mercado de tulipanes cotizaba a precios astronómicos que ascendían sin llegar nunca al límite. Un sólo bulbo podía llegar a valer 1.000 florines (una persona normal en Holanda tenía unos ingresos anuales de 150 florines). En 1635 se llegaron a pagar 100.000 florines por 40 bulbos de tulipán, llegándose incluso a pagar 5.500 florines por un solo bulbo de la preciada especie Semper Augustus.
Ante esta
situación se empezó a crear una burbuja en la que los precios subían y subían,
generándose la ilusión de que el mercado del tulipán siempre sería un mercado
alcista. Tanta fue la euforia que se creó un mercado de futuros dónde se
negociaban bulbos aún no recolectados; este negocio se le denominó windhandel
que traducido significa “negocio al aire”. Todas los estatus sociales empezaron
a invertir en tulipanes deshaciéndose así de sus bienes más básicos, incluso
llegaron a endeudarse y hipotecarse para adquirir los tulipanes, llegando un
momento en el que ya no se intercambiaban bulbos sino que se formó una
auténtica especulación financiera mediante notas de crédito.
Pero en 1637
algunos especuladores empezaron a detectar signos de agotamiento en el mercado
de tulipanes. Los inversores decidieron empezar a vender y salir del mercado
recogiendo ganancias. Dicha actitud fue contagiada rápidamente al resto del
mercado, generando así una suma importante de oferta de tulipanes que condujo
al pánico generalizado del país. Los poseedores de bulbos comprados a precios
astronómicos se encontraron de un día para otro sin ningún comprador y los
especuladores habían firmado contratos de futuros que les obligaban a comprar
el bulbo a un precio mucho más alto que el de mercado. La explosión de la
burbuja dejó a la mayor parte de los inversores arruinados, ya que habían
liquidado su patrimonio para especular con tulipanes que acabaron sin tener
valor alguno.
Notemos que la lección pintada por Rembrandt se insertaba en la constatación de que el conocimiento tenía confirmación empírica, reflejando así el pensamiento europeo del siglo XVII. La enfermedad era visible, diagnosticable, pero obviaba la dimensión psicológica del enfermo. La lección de la Troika guarda similitudes con la de Tulp. Ambas reflejan el poder de una clase política financiera que disecciona un cuerpo, el cuerpo de la multitud, ajena e indolente a la subjetividad del mismo, con idéntico afán cosificador, ávido de extraer su valor, dejando a un lado el trabajo vivo, parasitando el cuerpo social para extraer del mismo toda su riqueza devenida en renta. El nuevo capitalismo del siglo XXI se rige cada vez más por la necropolítica, donde se decide quién debe vivir y quién debe morir en un momento dado, atendiendo a criterios estrictamente económicos, convirtiendo a los seres humanos en una mercancía intercambiable o desechable según dicten los mercados. “Una nueva manera de entender la realidad en la que la vida pierde toda su densidad y se convierte en una mera moneda de cambio para unos poderes oscuros, difusos y sin escrúpulos”.
Notemos que la lección pintada por Rembrandt se insertaba en la constatación de que el conocimiento tenía confirmación empírica, reflejando así el pensamiento europeo del siglo XVII. La enfermedad era visible, diagnosticable, pero obviaba la dimensión psicológica del enfermo. La lección de la Troika guarda similitudes con la de Tulp. Ambas reflejan el poder de una clase política financiera que disecciona un cuerpo, el cuerpo de la multitud, ajena e indolente a la subjetividad del mismo, con idéntico afán cosificador, ávido de extraer su valor, dejando a un lado el trabajo vivo, parasitando el cuerpo social para extraer del mismo toda su riqueza devenida en renta. El nuevo capitalismo del siglo XXI se rige cada vez más por la necropolítica, donde se decide quién debe vivir y quién debe morir en un momento dado, atendiendo a criterios estrictamente económicos, convirtiendo a los seres humanos en una mercancía intercambiable o desechable según dicten los mercados. “Una nueva manera de entender la realidad en la que la vida pierde toda su densidad y se convierte en una mera moneda de cambio para unos poderes oscuros, difusos y sin escrúpulos”.
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