sábado, enero 13, 2007

LA CUESTIÓN


El fondo de la cuestión no es este o ese colegio, por muy concertado que sea. Eso sería obviar que el desarrollo urbanístico llevado a cabo en La Montaña ha propiciado la insostenibilidad de un modelo que pone lo público a los pies de los caballos para regocijo de los aurigas privados, contra el que en su día pocas voces se alzaron, preocupadas algunas más por la identidad de los beneficiarios que por el tipo de desarrollo determinado.
Cuando barruntó la cosa, ya se asoció al proyecto Alfedel, sociedad promotora de colegios en régimen de cooperativa de ámbito nacional, con importante implantación en nuestra Comunidad y en Valdemoro, prototipo de crecimiento desmesurado para mayor gloria política del Sr. Granados, ganador por la mano a otros más cercanos de pareja desmesura.
Crecer como se está creciendo es exponerse a estar desasistido de las más elementales dotaciones sociales. Provocar el aumento poblacional sin epidural política conlleva un enorme malestar y sus secuelas. No es traumático el efecto llamada sino el de ‘llegada’. El promotor que se enriquece no sabe de necesidades sociales. Hoy, cuando se habla del Casino en crisis, por fin se admite que era una ‘imposición’ para construir las viviendas, meollo del negocio, mientras años atrás se excomulgaba cualquier disidencia.
Que ahora la solución a la necesidad educativa sea ésta es inevitable dado la política urbanística propuesta, similar a convertir tierra de frutales en urbanizaciones para después reclamar agua para consumo humano. Lo público no abarca jamás el interés privado. Era previsible que desarrollo tan ávido y desaforado atendiese más a nutrirse y engordar con el festín plusvalístico de la zona que al menú del vecindario.
Y, por favor, dejen la ideología –de izquierdas- a un lado. La ideología ejecuta una política que discrimina conforme a unos intereses de clase. Se gestiona lo que hay, que viene de la Comunidad de Madrid que es de derechas. Por eso llama la atención que se acuse de incumplimiento ideológico, siéndolo, al posibilismo del Gobierno PSOE-IU acerca del Colegio cuando la misma anomalía se observa en el Hospital -ambos concertados- sin que se diga aquí esta boca es mía. La herencia urbanística va a lastrar esta cuidad más que la deuda. La política no gestiona lo que hay: lo transforma.

Publicado en Cuatro Esquinas nº 532

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